Por Silvana de Prado
Se llama «Toura», pesa 500 kilos y es la joya de la Ganadería de la Morena, a la que Ángel Santos le dedica los 365 días del año. Recorremos los firmes pasos de la Ternera Gallega Suprema. Ángel, el de Toura, se levanta todos los días a las 07.00, y antes de tomarse un café baja a atender a sus vacas. «Hay que estar pendientes casi las 24 horas. Aquí siempre hay algo que hacer». Esta semana ha sido una de las de más laboriosas. Con la llegada del buen tiempo, se ha dedicado al ensilado, es decir, a segar la hierba para su almacenamiento. Ángel es solo uno de los 7.000 ganaderos que trabajan cumpliendo minuciosamente con todos los requisitos exigidos para poder distinguir su carne con esta etiqueta. Cuando preguntas a los niños de nuestro rural qué quieren ser de mayores los que dan una respuesta más entusiasta la verdad es que siguen siendo los que van para agricultores y ganaderos…»¡Yo quiero tener nosecuantos ferrados de tierra (hectáreas)! o ¡ Yo nosecuantas cabezas de ganado!». Por aquí se habla mucho del ansia y es habitual que aparezca en cualquier conversación (aclararé que en esta zona es entendida y empleada exclusivamente para referirse al brío, a la garra). Así, cuando hablas con los padres compruebas que en el fondo lo que más les preocupa es que el niño tenga ansia o no. Y si no la tiene… a ver si le entra (como ellos suelen decir). Por que sin ansia es imposible llegar a algo en la vida (como ellos, con acierto, entienden).
Ángel «el de Toura» es uno de estos ejemplos de ansia, uno de tantos que los maestros deberíamos mostrar a los niños. Un modelo tanto para los que van a poder realizar su ideal en el campo como los que al final lo harán en la ciudad. Con dedicación, esfuerzo, trabajo, perfeccionismo, constancia, sacrificio y ansia los frutos, tardarán más o menos, pero al final acaban por llegar. Adelante vídeo -> F
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